Himno meditado
Heme, Señor, a tus divinas plantas

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Heme, Señor, a tus divinas plantas, 
baja la frente y de rubor cubierta, 
porque mis culpas son tales y tantas, 
que tengo miedo a tus miradas santas, 
y el pecho mío a respirar no acierta. 

Mas ¡ay!, que renunciar la lumbre hermosa 
de esos divinos regalados ojos, 
es condenarme a noche tenebrosa; 
y esa noche es horrible, es espantosa 
para el que gime ante tus pies de hinojos. 

Dame licencia ya, Padre adorado, 
para mirarte y moderar mi miedo; 
mas no te muestres de esplendor cercado; 
muéstrate, Padre mío, en cruz clavado, 
porque solo en la cruz mirarte puedo. 

Amén. 


Reflexión:

.La hoja, cuando ama, se hace flor. La flor se hace fruto cuando adora.

.¡Bella metáfora para mi vida de creyente! Cuando me entrego a los demás con amor sincero, me transformo en flor cuyo perfume deja sus huellas en quienes me circundan.

.Y cuando caigo rendido a tus plantas, Señor, hago el más lindo homenaje de mi humildad a ti. Sin tu poder, tu gracia y tu fuerza no puedo nada.

.Y sentado en este banco, frente a tu cuerpo en la cruz, me es fácil reconocerme a mí mismo. Sé que eres un amigo de dolores y de inmensos goces.

. Al mirarte en la cruz clavado, siento más confianza en ti porque, desde el dolor por mis pecados, me es más fácil acercarme a ti con toda la carga de humildad que me anonada.

. Señor, que sea flor que siempre me purifique a mí y a los demás.