Himno meditado
Mi Cristo

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Mi Cristo, tú no tienes 
la lóbrega mirada de la muerte. 
Tus ojos no se cierran: 
son agua limpia donde puedo verme. 

Mi Cristo, tú no puedes 
cicatrizar la llaga del costado: 
un corazón tras ella 
noches y días me estará esperando. 

Mi Cristo, tú conoces 
la intimidad oculta de mi vida. 
Tú sabes mis secretos: 
te los voy confesando día a día. 

Mi Cristo, tú aleteas 
con los brazos unidos al madero. 
¡Oh valor que convida 
a levantarse puro sobre el suelo! 

Mi Cristo, tú sonríes 
cuando te hieren, sordas, las espinas. 
Si mi cabeza hierve, 
haz, Señor, que te mire y te sonría. 

Mi Cristo, tú que esperas 
mi último beso darte ante la tumba. 
También mi joven beso 
descansa en ti de la incesante lucha. 
Amén.


Reflexión:

.El canto del pájaro es el eco de la luz del alba en la tierra.

.Como el canto del pájaro, quiero , Señor, te veo alegre volando sobre mi vida. Me encanta que me envuelvas con tu manto de bondad; tus ojos me parecen agua limpia en la cual puedo verme tal y como soy.

.Es para mí una gozada saber que me conoces incluso en mis secretos más ocultos. Uno de ellos es mi deseo de estar contigo ahora. El tiempo se ha detenido mientras estoy a tu lado, mientras vivo en tu intimidad.

.Sé que me esperas en todo instante fresco y lleno de vitalidad; la vitalidad que me viene de tu fuente cuyo caudal alimenta a todo el que se acerca a ti.

.Eres el centro de mi vida. Incluso en mi trabajo, en mis paseos y en mi conversación, tú ocupas el lugar principal. Y así, todo me va bien, a no ser que falte a tu amor.

.Me alegro mucho porque te veo con cara de resucitado. Ya pasó la muerte de una vez para siempre. De tal manera que se ha transformado en un “paso” hacia el encuentro contigo. Gracias.