Himno meditado
Véante mis ojos

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Véante mis ojos, 
dulce Jesús bueno; 
véante mis ojos, 
muérame yo luego. 

Vea quien quisiere 
rosas y jazmines, 
que, si yo te viere, 
veré mil jardines; 
flor de serafines, 
Jesús Nazareno, 
véante mis ojos, 
muérame yo luego. 

No quiero contento, 
mi Jesús ausente, 
pues todo es tormento 
a quien esto siente; 
sólo me sustente 
tu amor y deseo, 
véante mis ojos, 
muérame yo luego. 

Gloria, gloria al Padre, 
gloria, gloria al Hijo, 
gloria para siempre 
igual al Espíritu. 
Gloria de la tierra 
suba hasta los cielos. 
Véante mis ojos, 
muérame yo luego. 

Amén.


Reflexión:

.Dios espera volver a ganar sus propias flores, regaladas por las manos del hombre.

.Señor, sería mi mayor delicia verte cara a cara. Mas he de aguardar hasta el momento supremo en que, tras el paso de la muerte, me acojas en tu corazón.

. Igual que a lo humano, uno acoge a alguien en el torrente rojo de este motor rojo, así nuestra confianza en ti nos permite que este deseo se cumpla por tu gran misericordia.

.Te verá cual jardín plenamente florido, imagen de la felicidad que concedes a tus elegidos.

.¡Ay mi Nazareno querido! ¡Cuánto te amo, te siento y te vivo en mi pequeña y humilde vida, a los demás entregada en tu nombre!

.¿Quién me sustenta? Sólo tú. Tu amor y tu deseo me encaminan, a través de cuanto veo, a ti mismo. Ellas y ellos son puentes que me permiten amarte en ellas y ellos.