Himno meditado
Vengo Señor, cansado

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Vengo, Señor, cansado; 
¡cuánta fatiga 
van cargando mis hombros 
al fin del día! 
Dame tu fuerza 
y una caricia tuya 
para mis penas. 

Salí por la mañana 
Entre los hombres, 
¡y encontré tantos ricos 
que estaban pobres! 
La tierra llora, 
Porque sin ti la vida 
es poca cosa. 

¡Tantos hombres maltrechos, 
sin ilusiones!; 
en ti buscan asilo 
sus manos torpes. 
Tu amor amigo, 
todo tu santo fuego, 
para su frío. 

Yo roturé la tierra 
y puse trigo; 
tú diste el crecimiento 
para tus hijos. 
Así, en la tarde, 
con el cansancio a cuestas, 
te alabo, Padre. 

Quiero todos los días 
Salir contigo, 
y volver a la tarde 
siendo tu amigo. 
Volver a casa 
y extenderte las manos 
dándote gracias. 

Amén. 



Reflexión:

.¡Qué rica la vida, de todo el amor que se ha perdido!

.Señor, no comprendo que haya gente triste por las calles, parques y jardines. Van sin tu fuerza, no se han alimentado de tu palabra, ni de la oración. Han empezado su jornada sin más ilusión que dejar que pasen las horas sin ton ni son.

.Siento tu caricia a mi lado y experimento la dicha de ir contigo camino de la universidad, del colegio o de la oficina o del campo.

.Veo entonces esa gente rica en vestidos y en su cartera, pero, en el fondo, son pobres porque les faltas tú. Son personas que deambulan sin ilusión que mantenga su vida en tensión sana por acercarte a ti.

. Me doy cuenta de que mi misión es sembrar tu Evangelio y algún día enterarme de que el fruto tú lo haces y logras.