Himno

Heme, Señor, a tus divinas plantas

Fuente: Liturgia de las horas

   

Heme, Señor, a tus divinas plantas,

baja la frente y de rubor cubierta,

porque mis culpas son tales y tantas,

que tengo miedo a tus miradas santas,

y el pecho mío a respirar no acierta.

 

Mas ¡ay!, que renunciar la lumbre hermosa

de esos divinos regalados ojos,

es condenarme a noche tenebrosa;

y esa noche es horrible, es espantosa

para el que gime ante tus pies de hinojos.

 

Dame licencia ya, Padre adorado,

para mirarte y moderar mi miedo;

mas no te muestres de esplendor cercado;

muéstrate, Padre mío, en cruz clavado,

porque solo en la cruz mirarte puedo.

 

Amén.