Himno

Muere la vida y vivo yo sin vida

Fuente: Liturgia de las horas

   

Muere la vida y vivo yo sin vida

ofendiendo la vida de mi muerte;

sangre divina de las venas vierte

y mi diamante su dureza olvida.

 

Está la majestad de Dios tendida

en una dura cruz, y yo de suerte

que soy de sus dolores el más fuerte

y de su cuerpo la mayor herida.

 

¡Oh duro corazón de mármol frío!

¿Tiene tu Dios abierto el lado izquierdo

y no te vuelves un copioso río?

 

Morir por él será divino acuerdo,

mas eres tú mi vida, Cristo mío,

y, como no la tengo, no la pierdo.

 

 Amén