Himno

Ojos muertos que miráis 

Fuente: Liturgia de las horas

   

Ojos muertos que miráis

con mirar indescriptible,

y con fuerza irresistible,

atraéis y cautiváis,

¿porqué, si muertos estáis,

tenéis tan viva expresión

que así turbáis mi razón

trocando vuestras miradas

en dos punzantes espadas

que parten el corazón?

 

Al veros, ojos piadosos,

todo mi ser se conmueve.

¿Quién a miraros se atreve

sin llorar, ojos llorosos? 

Me cautiváis amorosos,

me reprendéis justicieros,

inspiráis dolor y calma,

sois tiernos y sois severos,

y las borrascas del alma

enfrenáis sólo con veros.

 

¡Ah!  Permitid ojos píos,

ojos que sois el encanto

del cielo, que con mi llanto

borre mis locos desvíos;

bebí en cenagosos ríos

aguas de ponzoñas llenas

que al infiltrarse en mis venas,

causaron fiebres ardientes.

¡Cómo  olvidé que erais fuentes

de aguas dulces y serenas! 

 

Amén