Himno

Las banderas reales se adelantan

Fuente: Liturgia de las horas

   

Las banderas reales se adelantan

y la cruz misteriosa en ellas brilla:

la cruz en que la vida sufrió muerte

y en que, sufriendo muerte, nos dio vida.

 

Ella sostuvo el sacrosanto cuerpo

que, al ser herido por la lanza dura,

derramó sangre y agua en abundancia

para lavar con ellas nuestras culpas.

 

En ella se cumplió perfectamente

lo que David profetizó en su verso,

cuando dijo a los pueblos de la tierra:

«Nuestro Dios reinará desde un madero.»

 

¡Árbol lleno, de luz, árbol hermoso,

árbol ornado con la regla púrpura,

y destinado a que su tronco digno

sintiera el roce de la carne pura!

    

¡Dichosa cruz que con tus brazos firmes,

en que estuvo colgado, nuestro precio,

fuiste balanza para el cuerpo santo

que arrebató su presa a los infiernos.

 

A ti, que eres la única esperanza,

te ensalzamos, oh cruz, y te rogamos

que acrecientes la gracia de los justos

y borres los delitos de los malos.

 

Recibe, oh Trinidad, fuente salubre,

la alabanza de todos los espíritus,

y tú que con tu cruz nos das triunfo,

añádenos el premio, oh Jesucristo. 

 

Amén.