Salmo 118

Meditación sobre la palabra de Dios revelada en la ley

 


Dichoso el que, con vida intachable, 
camina en la voluntad del Señor; 
dichoso el que, guardando sus preceptos, 
lo busca de todo corazón; 
el que, sin cometer iniquidad, 
anda por sus senderos. 

Tú promulgas tus decretos 
para que se observen exactamente. 
Ojalá esté firme mi camino, 
para cumplir tus consignas; 
entonces no sentiré vergüenza 
al mirar tus mandatos. 

Te alabaré con sincero corazón 
cuando aprenda tus justos mandamientos. 
Quiero guardar tus leyes exactamente, 
tú, no me abandones. 



¿Cómo podrá un joven andar honestamente? 
Cumpliendo tus palabras. 

Te busco de todo corazón, 
no consientas que me desvíe de tus mandamientos. 
En mi corazón escondo tus consignas, 
así no pecaré contra ti. 

Bendito eres, Señor, 
enséñame tus leyes. 
Mis labios van enumerando 
los mandamientos de tu boca; 
mi alegría es el camino de tus preceptos, 
más que todas las riquezas. 

Medito tus decretos, 
y me fijo en tus sendas; 
tu voluntad es mi delicia, 
no olvidaré tus palabras.