Salmo 52

Necedad de los pecadores



Dice el necio para sí: 
"No hay Dios". 
Se han corrompido cometiendo execraciones, 
no hay quien obre bien. 

Dios observa desde el cielo 
a los hijos de Adán, 
para ver si hay alguno sensato 
que busque a Dios. 

Todos se extravían 
igualmente obstinados, 
no hay uno que obre bien, 
ni uno solo. 

Pero ¿no aprenderán los malhechores 
que devoran a mi pueblo como pan 
y no invocan al Señor? 

Pues temblarán de espanto, 
porque Dios esparce los huesos del agresor, 
y serán derrotados, 
porque Dios los rechaza. 

¡Ojalá venga desde Sión 
la salvación de Israel! 
Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo, 
se alegrará Jacob y gozará Israel.