Salmo 55

Confianza en la palabra de Dios



Misericordia, Dios mío, que me hostigan, 
me atacan y me acosan todo el día; 
todo el día me hostigan mis enemigos, 
me atacan en masa. 

Levántate en el día terrible, 
yo confío en ti. 

En Dios, cuya promesa alabo, 
en Dios confío y no temo: 
¿qué podrá hacerme un mortal? 

Todos los días discuten y planean 
pensando sólo en mi daño; 
buscan un sitio para espiarme, 
acechan mis pasos y atentan contra mi vida. 

Anota en tu libro mi vida errante, 
recoge mis lágrimas en tu orbe, Dios mío. 

Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco, 
y así sabré que eres mi Dios. 

En Dios, cuya promesa alabo, 
en el Señor, cuya promesa alabo, 
en Dios confío y no temo; 
¿qué podrá hacerme un hombre? 

Te debo, Dios mío, los votos que hice, 
los cumpliré con acción de gracias; 
porque libraste mi alma de la muerte, 
mis pies de la caída; 
para que camine en presencia de Dios 
a la luz de la vida.