Con el corazón ante los salmos

Salmo 2. “Yo soy tu hijo”

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos

- Feliz
- Soy tu hijo
- Eres mi Padre
- No me siento aburrido

Reflexión:

* Señor, de verdad que me quedo alucinado con estas palabras. Hoy, cuando empiezo mi jornada laboral, me siento feliz cuando dejo que estas palabras vayan entrando suavemente en mi interior. ¡Oh Dios mío, qué dicha! Nada más y nada menos que ser tu hijo y sentirlo dentro de mi.

* Estas palabras son la causa de mi vida, la raíz de cuanto pienso, hago y siento en cada palabra, en cada acción por pequeña que sea. Saber que me amas en cada instante, que soy tu hijo, me llena de un santo orgullo orientado siempre a hacer el bien a mí mismo y a cuantos me rodean.

* La filiación logra que vea a todos los seres como hermanos y no como enemigos o antipáticos en potencia. Esta realidad embarga todo mi ser, en el que florece la vida de fe como una antorcha luminosa.

* Mi gran clamor, que resuena en todas las fibras de mi vida, es experimentar que te puedo llamar Padre. ¡Qué gozada interior!

* Si mis colegas tuvieran esta suerte, su vida cambiaría de sentido en cada jornada. Al decir esta palabra, me inundo de una satisfacción tan sublime que no sé ni explicarlo.

* En el fondo, Padre, la vida unida a ti adquiere toda su auténtica dimensión. Ahora es cuando uno comprende algo de lo que tus místicos sentían. Eran y son los “locos” para quienes no tienen esta experiencia.

* Hoy más que nunca veo que mi vida debe transcurrir por la senda de la felicidad. Eres mi Padre y yo soy tu hijo; un hijo con debilidades, con fallos...Pero tú me corriges con amor y no con el peso del castigo encima. 
* No hay nadie que pueda sentirse aburrido cuando conoce esta realidad de ser hijo tuyo. Conocer, es decir, tener la experiencia diaria de tu ser de Padre en mi realidad de hijo humilde.
* Haz que mi vida, hoy en concreto, se deje permear por la brisa refrescante de tu Amor en mi sencillo y humilde amor.

* Que deje, hoy, en mi camino la huella de quien ha pisado la senda refrescante caminando bajo la luz de tu Paternidad. Seré feliz y dichoso como nadie. Gracias, Padre, y buenos días.