Con el corazón ante los salmos

Salmo 4. ”En paz me acuesto y en seguida me duermo”

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Encuentro con los míos
- Intimidad contigo
- El reloj del amor
- Bendición
- Ir al descanso

Reflexión:

• Cuando el día toca a su fin, vuelvo a casa. Me encuentro con los seres queridos, los abrazo y saludo como si fuera la primera que los viera. Es tal la ilusión de encontrarme ante ellos y ante ti, Señor, que todo el día lo doy por bien empleado con tal de disfrutar de estos instantes de intimidad con ellos y contigo.
• Ya no me hallo en la fábrica llena de ruidos o de papeleos en la oficina, o rodeado de chicos o chicas en el colegio. Ahora disfruta mi cuerpo de la paz anhelada y mi espíritu te canta la gratitud, la alabanza y la bendición por el día que he pasado fuera de casa.
• Ya no hay prisas. Cena tomada despacio, sin prisas, sin impaciencia. Aquí no se mira el reloj del tiempo, sino el del amor. Me encuentro feliz conmigo mismo, con los míos. ¿Qué ilusión! ¡Cuánta gente- a la vuelta de su trabajo- paga los platos rotos de su mal día con la familia. Un absurdo. Son ellos la flor y nata de tu existencia. Y si es una comunidad religiosa en la que vives y compartes el trabajo apostólico y la inquietud por el Reino de Dios, deja tus preocupaciones del día en la puerta de la casa y adéntrate en la vida de comunidad.
• Y tras cenar envuelto en la calidez de la familia, hablamos de cómo ha transcurrido nuestro día. Hablamos todos. Cada cual cuenta a los demás su experiencia vivida en plan cristiano. Todo es calma, silencio elocuente.
• Mis hijos, una vez que les veo cansados y con ganas de irse a la cama, los bendigo juntamente con mi mujer. Y les deseamos que se duerman pronto y que Dios los proteja de todo mal. Poco después, hago revisión del día con mi señora y, a los ojos de Dios, nos vamos al descanso merecido tras nuestro día ajetreado. 
• Me alegra ir cada noche al descanso con mi cuerpo cansado de tanto bregar. Espero el sueño como una forma de reconfortar mi cuerpo tras tanto trabajo. También mi alma necesita el descanso porque, a veces, sufre ante la incomprensión de quienes me rodean en el trabajo. Sólo saben pincharme para que salte. No comprenden que un hombre- en pleno siglo XXI- siga amando a Dios y considerándolo el eje central de su vida. Acepto su actitud como un medio de sembrar el Evangelio.
• Pero todo lo aguanto porque confío plenamente en ti, y me concedes más alegría que todos ellos juntos con sus francachelas y su entrega a lo fácil.

No hay, Señor, nada más bello que acostarse en tu paz viva y transformadora. Tú eres mi refugio y mi fortaleza:¿quién me hará temblar?