Con el corazón ante los salmos
Salmo 7. “Dios es mi refugio”.

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Mi refugio, no mi opio
- Cuidar el cuerpo
- Identificado
- Luchadores por un mundo nuevo


Reflexión:

*Señor, buenos días al comenzar mi jornada alentada por tu presencia. Cuando hablo a mis colegas de que tú eres mi refugio, no me entienden. En seguida me traen a colación los consabidos tópicos que circulan por algunos círculos en los que me muevo: “los cristianos os refugiáis en Dios como si fuera una adormidera u opio”.
• Naturalmente, Señor, ante estas palabras no me he podido callar. Les he explicado que nuestro refugio en ti, no tanto proviene de lo externo sino sobre todo de lo interior. Tú nos fortaleces de tal manera en nuestra interioridad que, gracias a ella, somos capaces de luchar a brazo partido por tu nombre y por el bien de lo humano.
• Contamos, por supuesto, con tu liberación de todo mal que afecte a nuestro cuerpo. Debemos mantenerlo sano y vigoroso para que en todo y sobre todo sobresalga tu ayuda. Sin ti no podemos hacer nada, decía tu apóstol Pablo.
• La gran proeza que tú haces con nuestra vida es la identificación. Cada día me alegro más de estar identificado con los ideales cristianos. Son ellos los que guían en cada momento mi actitud ante los acontecimientos, ante lo que ocurre cerca de mí e incluso en mi propio mundo interior.
• Los creyentes estamos insertos en la sociedad. Esta nos presenta sus dificultades. Es normal. “Te pido que aunque estén en el mundo, no sean del mundo”.
• Estas palabras tuyas, Señor, se nos clavan como dardos hirientes de amor para que afrontemos las dificultades y nunca nos dejemos abatir por ellas.
• Desde la óptica que tú nos ofreces, lo filtramos todo y lo enfocamos como tú quieres y deseas.
• Tú te conviertes así en nuestro punto de referencia en cualquier instante. No somos gente apagada o refugiada ciegamente en ti. No. Somos luchadores por un mundo nuevo.
Buenas noches y gracias.