Con el corazón ante los salmos
Salmo 30. “Tú eres mi Dios; en tus manos está mis azares”.

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Ganas de estar contigo
- Te aparco
- Los adivinos
- Tentaciones del mundo
- Ansiedades

Reflexión:

• Cuando leo este salmo, sumido en tu presencia, me siento con ganas de estar contigo. ¿Y para qué? Lo sabes mejor que yo. Para narrarte mis alegrías en medio de este mundo que me circunda.
• No es nada agradable vivir la fe en ti cuando muchos- cada vez más- se apartan de tus mandatos y del torrente de felicidad que ellos procuran alma.
• Noto que mi grado de felicidad disminuye en mí en la misma medida en que me miro a mí mismo y te dejo a ti aparcado.
• Hay instantes en que todo lo confío al azar. Contemplo en la televisión programas de mucha gente que van anhelantes a que la adivinadora con las cartas u otros objetos, les eche la suerte.
• Normalmente, le cuentan mentiras para quedar bien. Es la persona que, en lugar de acudir a ti en sus necesidades psicológicas, morales o religiosas, prefiere una respuesta de inmediato de alguien que no está- a veces- ni siquiera en tu onda.
• Otros adivinos, al menos, dicen al comenzar: No te cobro nada. Lo que te pasa, sólo lo sabe Dios. Pero ya que vienes a mí, te diré algo según los conocimientos que tengo de esta materia.
• Para mí, Señor amado, toda mi suerte está en ti. Tú eres mi lote, mi lotería y mi heredad.
• En tus manos limpias, pulcras, santas y bellas tengo depositados los deseos de mi corazón. Deseos que muchas veces se mezclan de temores y de angustias.
• Soy consciente de esta realidad que me embarga en mi trabajo en tu Reino.
• Tampoco soy ajeno a las tentaciones que todo el mundo experimenta: tentaciones de tener, tentaciones de posesión de personas y objetos.
• Tampoco me encuentro algunas veces privado de ansiedades que me atormentan. Todo, en fin, Señor, es una llamada a mi corazón para tú seas mi Dios.

Buenos días, Señor y gracias..