Con el corazón ante los salmos
Salmo 40.” Dichoso el que cuida del pobre y desvalido”.

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Llamada o vocación religiosa
- Me siento feliz
- Labor de la Iglesia
- La quieren arrinconar
- Las diversas pobrezas


Reflexión:


• La alegría brota esta mañana de mi ser entero. Por suerte, Señor, me llamaste a entregar mi vida en una congregación religiosa cuyo objetivo y carisma son los niños pobres y abandonados y las clases populares.
• Te digo que me realizo y me siento feliz con esta gente predilecta de tu Evangelio. No te dan lo que tienen sino lo que son: su vida, sus detalles, su aceptación del mensaje de este precioso Salmo.
• Menos mal que tu gran preocupación fueron los pobres, los abandonados, los inmigrantes, los desvalidos.
• Y tu Esposa la Iglesia, con entusiasmo y coraje, se pronuncia una y otra vez en favor de ellos. Esto le ha costado persecuciones durante todos los siglos. Tú lo sabes mejor que nadie.
• Pero está al frente de los que nadie quiere. Los políticos legislan pero no mueven un dedo para aliviar el dolor de los pobres .Los buscan y los zarandean para conseguir votos en las elecciones. Hay muchos mártires de este siglo XXI- como ocurriera en los anteriores- que mueren a manos de los políticos porque no aguantan ni soportan que tus apóstoles, Señor, hagan denuncias claras contra su forma de proceder.
• Los cristianos- a los que se quiere ahora aislar de todo compromiso que no sea el estrictamente religioso- no se callan ante la voz del Salmo. Al contrario, si se echa un vistazo a nuestro derredor, ¿quién se preocupa de ellos? ¿No es la Iglesia con sus múltiples instituciones?
• La inquietud por ellos y ellas es la constante de los discursos del Papa, de los ministros y de todos los laicos 
comprometidos por la justicia.
• Y al hablar de los pobres no me refiero sólo a los que no tienen bienes materiales para vivir dignamente, sino 
también a tantos otros pobres por rupturas afectivas, por cuestiones religiosas, morales y éticas. Hay, Señor querido, una gran pobreza que asola la tierra. Y unos cuantos lo tienen todo. Y ¡hasta van a misa!


Buenos días, Señor, y gracias.