Con el corazón ante los salmos
Salmo 50.”Contra ti, contra ti solo pequé”.

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Imploro tu misericordia
- Vergüenza
- Egoísmo
- Ruptura contigo = pecado
- Me noto vacío sin ti

Reflexión:

• Cuando me encuentro meditando este Salmo penitencial, siento en mi corazón mis pecados. Los reconozco y te pido perdón por ellos. Me siento arrepentido porque no he actuado como debiera haberlo hecho. Me he dejado llevar de mis instintos y, ya ves Señor, aquí me tienes postrado ante tus pies e implorando tu misericordia.
• He dejado de ser la persona servicial, atenta y apostólica que tú conoces. Son los momentos malos por los que he pasado durante estos días.
• Siento vergüenza de haber traicionado la amistad contigo y de haber descuidado mi impulso apostólico en bien de los demás. El pecado ofusca la mente y endurece el corazón.
• Me ha sido fácil dejarme arrastrar por mi egoísmo personal. Está ahí latente en mí. Y apenas me descuido asoma con sus dardos hirientes. A veces no hago lo que quiero sino lo que no quiero. Comprendo mi debilidad y la someto al juicio de tu amor misericordioso.
• He comprendido que el pecado es un corte que hago a tu amor para conmigo. Es ponerme en actitud de rebeldía frente a tu constante amor para conmigo.. Pienso ahora, ante tu presencia, que el mayor absurdo del ser humano, es pecar, es decir, transgredir tus mandatos.
• Asumo con humildad mi pecado. Y tras este reconocimiento, siento el deseo vivo de seguir la tónica general de mi vida: la permanente conexión contigo.
• Por otra parte, Señor, sé muy bien que eres mi Padre. Y este sentimiento me da alas para volver a ti nuevo, alegre por haber experimentado tu perdón.
• Me viene a la memoria la imagen del padre del hijo pródigo. Cada vez que pierdo mi onda de contacto contigo, me siento mal en mi interior. Me noto vacío de tu valor y del valor de los otros creyentes, a los que también he traicionado con mi pecado.
• A tus pies, humilde y arrepentido, te digo: Perdóname, Señor, para que vuelva a tu santo camino.

Buenos días, Señor, y gracias.