Con el corazón ante los salmos
Salmo 56. “Invoco al Dios Altísimo, a Dios que me completa sus favores”.

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Jaculatorias
- Protegido
- Soy un proyecto tuyo
- Frustras a mi adversarios

Reflexión:

• Señor, una de las realidades de mi vida personal es que te invoco muy a menudo en lo que hago. Suelo decirte: ¡Dios mío de mi vida! Es una jaculatoria que me mantiene unido a ti. Todo creyente se mantiene ágil en su fe mediante las frecuentes invocaciones sentidas y piadosas a tu santo nombre.
• Uno percibe que estás tan íntimo a uno mismo que ni se da cuenta. Y muchas veces – la mayoría- mi invocación es de alabanza, de gratitud por todo cuanto haces por mí en cada instante concreto.
• Al sentirme protegido por ti, noto como si tuviera alas para volar hacia las alturas de mi perfección religiosa. Sé que, aunque con mis limitaciones, el proyecto de mi vida personal sigue adelante porque eres tú quien lo ama y lo quiere.
• Soy para ti un pequeño proyecto llamado a construir una parte pequeña de tu universo. Sé que desde toda la eternidad tienes un plan para cada persona. Y un plan bueno. Lo que ocurre es que a veces no empleamos bien los dones que nos has dado ni los explotamos al máximo en bien de tu Reino. ¡Torpeza nuestra!
• No obstante, Señor, me siento lleno de un orgullo santo el hecho de saber que valoras cuanto hago, digo, siento y pienso.
• Y a pesar de las deficiencias que ves en mí, confías en mi nombre. Completas los favores que tanta falta me hacen para andar por este mundo. Sin ti nada puedo hacer. La fe hace que vaya por la vida inmerso en el océano de tu nombre, al que invoco frecuentemente.
• Eres tú “quien frustra la avidez de mis contrarios”, la envidia que sienten ante seres que, sin merecerlo, nos has llamado a seguirte de cerca.
• Hemos dejado todo para seguir tus pasos. Miras nuestra buena voluntad más que los éxitos que podamos tener. Si los tenemos son tuyos. Porque somos simples instrumentos en tus manos para desarrollar y llevar a cabo una misión en la vida.

Buenos días, Señor, y gracias.