Con el corazón ante los salmos
Salmo 74. “ El Señor tiene una copa en la mano, un vaso lleno de vino drogado: se lo hace beber hasta las heces a todos los malvados de la tierra”.

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Te ven como el Dios justiciero
- Se quejan de ti
- Tu juicio
- No soy juez de nadie

Reflexión:

• Me recuerda este Salmo a muchas películas que he visto de I. Bergman. Y a muchos libros cuya lectura daban pánico. 
Se ve que aquellas imágenes tétricas del Séptimo Sello las tenía grabadas en la retina de sus ojos el realizador sueco, sobre todo por culpa del padre, un pastor que iba de pueblo en pueblo y le enseñaba a su hijo los dibujos en lo que apareces como juez duro.
• Fue una época en la que todo se veía bajo el tamiz de tu justicia tal y como la describes en este Salmo.
• Deberían haberse acercado al Nuevo Testamento para que se hubieran dado cuenta de que tu misericordia prima por encima de tanto castigo terrible.
• Aún hay hoy gente que piensa así. Es más: ante un atentado se preguntan: ¿cómo no viene Dios y los castiga como merecen?
• Es una forma de verte al estilo de la justicia humana, una forma de actuar vengativamente contra todos los que cometen el mal.
• Señor, aunque ante tu presencia reconozco tu justicia- nos vas a juzgar por las buenas obras-, me siento con ganas renovadas de hacer el bien a mis semejantes, en quienes veo tu rostro de Padre amable y cariñoso.
• Por esta razón, Señor, más que fijarme solamente en tu aspecto de juez, mi mirada se vuelve hacia la alabanza por el bien que haces con todos y conmigo en cada instante de mi vida.
• Una alabanza que sale fresca y perfumada de mi corazón esta mañana cuando, al meditar tu palabra, me dejo llevar por el honor que mereces. Y te alabo también en nombre de todos los malvados que no lo hacen.
• Hay que tender la mano de la concordia a todos. No soy un juez de nadie. Eso te pertenece a ti. Has venido a darme vida abundante.


Buenos días, Señor, y gracias..