Con el corazón ante los salmos
Salmo 99.” Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y personas de su Reino”.

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Agradecido
- Orgulloso
- Mi primacía
- Fecundidad

Reflexión:

• Hoy me siento especialmente motivado para hacer mi oración contigo. No sé por qué. Será porque tus palabras calan hoy en mi interior de una forma singular.
• Me siento agradecido por ser tuyo. ¡Menuda alegría! Soy una persona que te pertenece a ti y a toda la humanidad. Jamás quiero sentirme aislado de ella: en sus alegrías y en sus penas, en sus dificultades y en sus éxitos.
• Sé que tu obra salvadora no se realiza sólo en mí, sino en todos los hombres de buena voluntad.
• Esto, naturalmente, exige por mi parte ser una persona responsable, humana, acogedora y confiada, primero en ti y después en los demás.
• Si hoy me siento- repito- particularmente orgulloso- en el buen sentido de la palabra- es porque tú eres mi Dios, no otras cosas que te sustituyan. Y porque me has hecho tal y como soy.
• No sabes lo agradecido que me siento en esta mañana mientras hago la oración de todos los días. Me has hecho bien, y deseo corresponder a tu favor llevando una vida lo más digna posible de tu santo nombre.
• Constituyes para mí la primacía. Sí, esa que ha entrado en mi vida de tal manera que la has puesto en tu servicio.
• Desde hace tiempo comprendí que la centralidad de tu Palabra era la principal orientación de mi vida personal.
• Sé que de ella depende la fecundidad apostólica, la generosidad en el amor a los pobres y el misterio atractivo 
vocacional ante las nuevas generaciones.
• De la meditación y contemplación de tu Palabra nace la intensidad y el ardor de la actividad apostólica.
• Gracias por el hecho de hacerme partícipe de tu Reino como una persona que anhela estar en tu onda.

Buenos días, Señor, y gracias.