Con el corazón ante los salmos
Salmo 101.” ...Cuando se reúnan unánimes los pueblos y los reyes para dar culto a Dios”.

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Llamada a la unidad
- Sin tus huellas
- Sobrevivir con tu Palabra
- Mundo fragmentado
- Nada de pesimismos

Reflexión:


• Te confieso, Señor, que este Salmo me causa tristeza. Sí, porque tu llamada a la unidad es cada vez más difícil entre los pueblos. Incluso en el continente en que vivo, cristiano desde sus orígenes, ha quitado de su Constitución todo lo que supiera a tus santas huellas y la de tantos millones de seguidores que te han sido fieles hasta en el mismo martirio.
• Tu pueblo nace convocado por tu Palabra y en su escucha permanece congregado. Antes de entrar en la tierra prometida, Moisés advirtió a todo Israel:”Hoy te has convertido en el pueblo del Señor tu Dios”. Alimentado por tu Palabra logró sobrevivir.
• Los mismos profetas proclamaron sin cesar la unión de los pueblos dispersos.
• Apenas se pierde la escucha de tu Palabra, comienza la dispersión con la Torre de Babel.
• Cuando un pueblo y sus gobernantes no van acordes con tus enseñanzas, es difícil sobrevivir en un mundo complejo como el moderno, en un mundo difícil, fragmentado, desorientado.
• Mi pesar se torna en mi corazón en esperanza de que llegue el día en que los pueblos unidos y los gobernantes te den el culto que mereces.
• Es en el culto de cada corazón humano y en el de todos en donde se madura la visión de fe, aprendiendo a ver la realidad y los acontecimientos con la misma mirada de Dios, hasta tener el pensamiento de Cristo.
• Los gobernantes de hoy tienen su propio dios: el poder. No buscan la unidad con los demás pueblo, salvo para la unión económica. La espiritual, que podría ser la que diera sentido y consistencia a todo, no la quieren para nada. No es útil, no produce nada material.
• Señor, no caigo en pesimismos estériles. Llegará el día en que todos se darán cuenta de que en ti está la salvación y el placer de la unidad de todos los pueblos en torno a Dios.

Buenos días, Señor, y gracias.