Con el corazón ante los salmos
Salmo 108. “Yo daré gracias al Señor con voz potente, lo alabaré en medio de la multitud: porque se puso a la derecha del pobre para salvar su vida de los adversarios”.

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- En contra tuya
- Solidaridad con los pobres
- Pobreza material y afectiva
- Disponibilidad

Reflexión:


• Señor, al meditar hoy tu Salmo, me encuentro con ideas contrarias en mi interior. Por una parte, te alabo con todas mis fuerzas que nacen de mi corazón. Es la mejor actitud de este corazón agradecido.
• Por otra parte, me es difícil hacerlo entre una multitud que va en contra tuya. Ya ves que después de tantos siglos, el hombre- muchos- sigue igual. No ha cambiado para el bien como dices una y otra vez en Palabra.
• Pero me siento contento porque te pones en favor del pobre. Hoy día hay muchos por toda la tierra. La solidaridad es muy sensible entre la multitud ante catástrofes. Prestan ayuda inmediata pero después se quedan en el olvido.
• La misma Organización de las Naciones Unidas hablan mucho, mas si situación es lánguida. Es un areópago de palabras que se lleva el viento desde el país más rico del mundo.
• Los adversarios del pobre son todos aquellos que los desprecian, todos aquellos que se unen en mafia para explotarlos en todos los planos de la vida: desde lo sexual hasta la injusticia más dolorosa.
• Ante esta situación, me siento feliz contigo porque se enciende en mí la solidaridad (caridad) para con los pobres en todo sentido. Hay pobreza afectiva entre mucha gente joven y adulta. Ahí está el hecho de tantas rupturas de parejas. Sí, de parejas, porque el matrimonio va en receso en esta sociedad.
• Esta solidaridad no es fruto mío personal, sino de la influencia de tu Palabra en mi vida personal.
• Mi solidaridad se centra sobre todo en la disponibilidad total y entrega por la salvación de la persona. La misma liturgia me recuerda este sentimiento: “Suscita también en nosotros la misma caridad apostólica, que nos impulse a buscar la salvación de los hermanos para servirte a ti, único y sumo bien”.

Buenos días, Señor, y gracias.