Con el corazón ante los salmos
Salmo 114.”Caí en tristeza y angustia. Invoqué el nombre del Señor: ¡Señor, salva mi vida!”.

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Impactos de muertes
- Su sentido
- Vida en plenitud
- Pensar en ella ayuda

Reflexión:

• Este Salmo centra mi existencia en su fin verdadero e irrefutable. Nadie, por más dinero que tenga o ciencia, se libra de la muerte.
• Aunque haya gente que está acostumbrada a los impactos de la muerte en accidentes, atentados y guerras, me doy cuenta perfectamente de que todo ello forma parte de la vida que corre entre alegrías y sorpresas, entre trabajos y descanso.
• A veces me pregunto: ¿qué significado tiene la muerte absurda de un joven, repleto de vitalidad y de futuro, jugando sorpresivamente con su vida? ¿Qué nos puede enseñar ese juego peligroso del desprecio hacia la propia existencia?
• ¿Es que no existen suficientes estímulos en el amor, en el descubrimiento de la propia vocación?
• A medida que pasan los años, uno sabe que la tumba le espera. Mas este pensamiento hay que darle la orientación para iluminar mi camino, y pasa sacar de esta seguridad que me espera, el valor para enfrentarme a la vida con ánimo, bondad, belleza y verdad.
• Señor, sé que mi camino aquí es transitorio. Si uno viviera esta realidad a fondo, ¡qué distinto sería nuestro 
proceder!• Señor, gracias por esta meditación. Debo vivir a tope cada acontecimiento, cada actitud, cada gesto para que en mi alma queden huellas profundas de hermosura.
• Deseo vivir la vida en plenitud, es decir, siendo responsable de lo que hago y vivo; siendo sincero conmigo mismo y con los demás; siendo coherente entre lo que pienso, digo y realizo; creer que cada día puedo ser mejor; recrear ilusiones en mi entorno; descubrir el secreto maravilloso de la amistad y del amor que has infundido en mi sensible corazón.
• La muerte así, Señor, es un paso definitivo para encontrarme contigo cara a cara.
• Gracias por permitirme que viva la vida desterrando poco a poco de mi existencia el egoísmo mortal, la envidia, el orgullo estúpido y todo aquello que no embellece mi vida de cara al encuentro contigo mediante el “paso” de la muerte.

Buenos días, Señor, y gracias.