Con el corazón ante los salmos
Salmo 126.” Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, que comáis el pan de vuestros sudores”... 

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- No excederse en el trabajo
- Tópico de nuestro tiempo
- Estar contigo
- Repetir esta frase durante el día
- Trabajo santificado

Reflexión:

• ¡¡¡ Señor, empiezo mi oración contigo con estos signos de admiración. Tus palabras me avisan de que no me exceda en tantos trabajos y ocupaciones como excusa para repetir el tópico de mucha gente de mi generación: “No tengo tiempo para nada”. Es falso. Se afanan por muchas cosas. Y tan sólo una es necesaria: escogerte a ti y desde ti a los demás, es la mejor parte. Pero con mesura. A cada día le basta su afán.
• Anhelo con todas mis fuerzas y con tu segura ayuda trabajar contemplándote y contemplarte trabajando.
• Esta fórmula mágica hace que no me dispare en ocupaciones que excedan mis fuerzas ni en el descuido de lo fundamental: estar contigo para sacar energías que estimulen mis horas de trabajo apostólico.
• Señor, te percibo muy cercano, presente en todos los acontecimientos y por eso, sin duda alguna, entablo contigo este diálogo de amor de corazón a corazón, casi continuo, sencillo y filial.
• Me mantengo unido a ti, en medio de mi trabajo, mediante las jaculatorias o bien mediante la repetición de esta frase que hoy medito antes de comenzar la jornada. Me es muy útil.
• Deseo ser un contemplativo en la acción, en la que se percibe el sentido profundo del misterio latente en mi apostolado.
• De esta forma, Señor, mi trabajo queda santificado.
• No quiero ser un activista, sino un ser que sabe lo que trae entre manos: la unión contigo y con los demás bajo la óptica de quien me ama y me envía al mundo de cada día con las armas de la contemplación, la cual- Señor- me tienen en continua referencia con tu mundo y con el que tengo por delante.
• Quiero- como María- escoger la mejor parte. Y esa está en acogerte en mi corazón cada día como el perfume que me embriaga por fuera y por dentro.

Buenos días, Señor, y gracias.