Con el corazón ante los salmos
Salmo 140.”Suba mi oración como incienso en tu presencia, el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde”.

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Sensibilidad
- No somos pelotas que rebotan
- Estar en tu onda
- Ser sensible es...

Reflexión:


• Señor, al leer y meditar este Salmo, me encuentro muy emocionado. La sensibilidad aflora de tal manera en mi ser que incluso estoy llorando de emoción cuando ya ha caído la tarde.
• Te doy las gracias por haberme creado tan sensible a todo. Si hay tanta carencia de amor y tanta pobreza, es porque estamos faltos de sensibilidad espiritual.
• El ser humano no es una pared que rebota, sino una esponja que acoge, asimila y guarda todo aquello que queremos ofrecerle, tanto si es una palabra dura, como un beso cariñoso.
• Cuando uno intenta estar en tu onda, comprende que ser sensible espiritualmente es: estar atento a los requiebros del corazón; abrir los sentidos para percibir el lenguaje de la poesía: traspasar las apariencias para ver la verdad interior de cada uno.
• Un ser sensible aquel que tiene un alma contemplativa; el que sabe sobrevolar las debilidades del prójimo; el que escucha atentamente el eco del dolor ajeno; el que está siempre abierto a Dios; el que camina en la dirección del corazón.
• Un ser sensible es quien pone miel en las palabras que salen de su boca; el que da cobijo siempre a la flor de la ternura; el que brinda a los demás una copa de cordialidad; el que se mantiene en continuo contacto con la belleza, como imagen y reflejo del Creador.
• Ser sensible es aquel que detecta la riqueza interior de lo que le rodea.
• Hoy hace falta- en el mundo de los ricos- más amor que alimentos. La ausencia de caricias es mucho peor que la carencia de vitaminas.
• Nuestra oferta de afecto debe ser tan natural como la vida misma, como la respiración, o como abrimos los sentidos a la realidad exterior. La persona sensible es plenamente capaz de conjugar la gratuidad y la graciosidad en cada uno de sus gustos y palabras.
• Te pido, amigo Señor, que me mantengas así de sensible.

Buenos días, Señor, y gracias.