Con el corazón ante los salmos
Salmo 145.” No confiéis en los príncipes”.

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- No quiero príncipes
- Los príncipes modernos de la opinión pública
- Al servicio de las ideologías, no del ser humano
- Crítica valiente ante ellos
- Distorsionan la labor de la Iglesia

Reflexión:

• Señor, comienzo mi encuentro contigo con este sentimiento: No quiero a príncipes en mi vida, sino sólo a ti, el motor y el amor de mi vida. Te digo esto porque tu Salmo me sugiere muchas cosas:
• Primera: Los príncipes, al estilo antiguo de la realeza, van desapareciendo para implantar un tipo de gobierno llamado democracia. 
• Segunda: Han nacido otro sin fin de “príncipes” que son mucho más peligrosos para el alma y para el cuerpo: Son los divos o dioses de los Medios de Comunicación Social.
• Con su influencia dañina en mucha gente, se convierten en los dioses que dictan la opinión sobre todo, hasta de tu misma Iglesia. Se nota que hay una gran dependencia de ellos. Incluso desde que son niños, el bombardeo de ideas y de rechazo a lo religioso es terrible.
• Y la gente sencilla- que no lee en otros medios- tiene como punto de referencia, lo que diga la TV. Estos trabajadores están a sueldo de quienes mandan y reciben de sus mandatarios todo lo que hay que decir e inculcar en la gente. Apenas se desvían lo más mínimo de sus orientaciones, se les planta de patitas en la calle.
• Estos “príncipes” no aceptan la crítica de los ciudadanos. Ellos prosiguen adelante en su labor destructiva hasta que cambie el gobierno. Y cuando entra otro, van a la calle. Y así sucesivamente.
• No quiero a estos señores. No tienen nada de príncipes, sí que tienen mucho de esclavos serviles a un régimen y a una ideología que puede ir contra los ciudadanos y sus creencias más profundas. A ellos les da igual. Siembran la opinión entre todos y, desgraciadamente, hay una mayoría que las acepta sin hacer la menor crítica. Esta sociedad recibe tal cúmulo de información distorsionada contra tu Iglesia, que hace falta formación y tiempo para poder digerirla.
• Señor, haz que no me rinda ante ellos. Y te pido por la gente sencilla que ni critica ni pone dificultades a estos malhechores del mundo moderno.

Buenos días, Señor, y gracias.