Con el corazón ante los salmos
Salmo 148.”Alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto; alabadlo los ángeles; alabadlo sol y luna; alabadlo estrellas lucientes; alabadlo espacios celestes y aguas que cuelgan del cielo. Alabad el nombre del Señor”.

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Piropos y alabanzas
- Oración de alabanza
- Es Cristo quien vive en mí
- Dios merece todos honor

Reflexión:

• Señor, me siento especialmente emocionado porque este Salmo se presta admirablemente a expresar los piropos, las alabanzas que mereces, aunque salgan de mi humilde corazón.
• Hay gente que se extraña mucho de esta oración de alabanza. Ellos están habituado a la oración de petición y si acaso, de la de acción de gracias.
• Esta mañana te alabo, unido contigo y a toda la humanidad por el amor que tienes a cada uno, por tu grandeza, poder, sabiduría.
• Quiero decir como algunos santos que nos han precedido en esta clase de oración: “No vivo yo, es Cristo quien vive en mí; no oro yo, es Cristo quien ora en mí”.
• Quiero, Señor, que mis palabras y acciones en el día de hoy sean una ofrenda de alabanza diaria. En los momentos de alegría alabamos a Dios. En los momentos difíciles, también debemos alabarle porque siempre, en toda circunstancia Dios merece todo honor y reconocimiento y además porque podemos estar seguros que él siempre transforma el mal en bien. 
• Lo contrario de vivir en alabanza es vivir en la queja permanente.
• Señor, recuerdo aquel poema de la primera etapa de la Iglesia que dice:” Como se pasea la mano en las cuerdas, y como canta la cítara, así habla en mí el Espíritu de Dios”.
• Esa es la verdadera oración de alabanza: la que es fruto del Espíritu Santo. Cuando dejamos que el espíritu sea quien impulse nuestra oración, cuando dejamos que sea El quien ore en nosotros “con gemidos inenarrables”, sólo entonces nuestra voz se identificará con la de Cristo y seremos alabanza de su gloria”.

Buenos días, Señor, y gracias.