Salmos y experiencia personal de Dios

Salmo 9. El Salvador está conmigo

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Antífona. Dios, refugio del pobre en el tiempo de la angustia


De todo corazón, quiero alabarte, Padre,
Por el Salvador que nos envías.

Proclamo tus maravillas en mí,
Canto las victorias que me has concedido.

Estoy habituado por tentaciones
Que podrían destruir lo que tengo de mejor:

Pero cuando los someto a tu juicio,
Los reduzco a la impotencia
Concediéndome evaluarlos con la verdad.

Es así como poco a poco disminuyen en mí
Los gestos que no esclarece tu presencia;
Es así como desaparecen mis infidelidades.

La luz del Padre está siempre presente
Como un servicio disponible sin cesar

Para quien quiere evaluar con exactitud
Él mismo y toda la vida que le rodea.

El Padre es imparcial en toda circunstancia.

Es un protector seguro para el oprimido;
Sabe consolar en los tiempos de angustia.

Los que lo conocen cuentan con él;
Saben que nunca ha abandonado
A alguien que lo invoque.

Quisiera cantar al Salvador
Que habita en el corazón de nuestra vida.

Quisiera que por todas partes se proclame
Cómo muestra a los malhechores sus errores,

Cómo cuida de sus víctimas
Y cómo está atento a los pobres que le gritan.



Antífona. Proclamaré tu alabanza en las puertas de Sión 


Concédeme tu auxilio, mi Salvador,
En mi lucha diaria con el mal,

Con el mal que hay en mí y me rodea:
Moriría si no estuvieras conmigo.
Entonces me repetiré todas las razones
Que tenemos que darte gracias;

A toda la gente que me quieran escuchar
Le diré nuestra alegría de tenerte como Salvador.

Los que no quieren saber nada de ti, Padre,
Los dejas vivir según su libertad.

Sabes que descubrirán
Las consecuencias de su elección:

Se mezclan ellos mismos en su red,
Derriban en los agujeros que hacen,
Son prisioneros de su rechazo de ti.

Algunos descubrirán así tu verdadero rostro
Y los acoges sin reproches
Según la justicia propia de tu corazón de Padre.

Algunos resisten hasta el límite de la muerte;
Pero desde que se reconocen
Desgraciados y pobres,

Les das la esperanza
Ofrecida por el Salvador.

Te ruego, Padre, por todo el mundo:
No dejes a nadie que se crea más fuerte que tú;

Haznos lúcidos
Para rechazar en nosotros que nos opongamos a ti,

Sabiendo que nunca seremos
Nada más que criaturas.