Salmos y experiencia personal de Dios

Salmo 28. Padre, salva a tu pueblo

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Antífona. He puesto mi confianza en el Señor
Y me ha curado.


Padre, todavía te invoco.
Me apoyo en ti: respóndeme.

Su ya no me hablas,
Me iré poco a poco a la nada.

Por favor, acoge mis súplicas,
Recibe mis llamadas de auxilio

Cuando estoy ante ti,
Cuando levanto mis manos hacia ti,
Cuando me dirijo a tu corazón.

No dejes que el Maligno ensucie mis pensamientos
Ni que falsee mi deseo de amarte.

El me habla de la felicidad y de la paz,
Pero son mentiras.

Concédeme verlo en la realidad:
Según las reacciones que suscita
Y según las falsedades que engendra.

Que contigo, lo combata sin réplica
Hasta destruir sus efectos de muerte.

El querría que te olvidara, Padre,
A ti y a tus obras de Creador.

Haz al contrario que le olvide a él,
Hasta destruir su poder de seducción.

Ahora bendigo a mi Padre,
Pues sé que él ha escuchado mi llamada.

Es verdaderamente mi fuerza y mi protección:
Mi corazón ha contado contigo, me ha socorrido.


Mi corazón exulta ante este Padre que me ama
Y tengo ganas de agradecerlo
Con mi refrán tan a menudo repetido:

El Padre es fuerza de Vida para su Pueblo;
Lo ha hecho heredero con Cristo;


Lo lleva en sus espaldas como un Pastor
Que no deja morir a ninguna de sus ovejas.