Salmos y experiencia personal de Dios

Salmo 36. Tengo gusto por el mal

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 


Antífona. Señor, ¡qué admirable es tu amor!


Me viene a veces la tentación de negar a Dios:
Estoy cansado de temblar ante este pensamiento.

Después de todo, no me encuentro tan malvado
Para ver tanto mal en mí
Y para desaprobarlo verdaderamente.

Me entran ganas de hacer mal a mi gusto;
El bien no me interesa ya.

En el descanso, tramo malos golpes:
Tengo derecho de hacer lo que quiero.

Me obstino por este camino;
No detesto ya el mal
Como a tanta gente que me rodea.

Padre, no me abandonas nunca,
Ni a los otros que me acosan con el mal;

Tu misericordia me busca por todas partes
Para impedirme que obedezca a la tentación;

Tu amor me lleva hasta ti
Para que juzgues con tu corazón.

Me revelas tu necesidad de salvar
Todo lo que has creado en el universo:
Tu fidelidad es maravillosa.

Toda la humanidad está bajo tu protección:
Llenas con tu amor el corazón de cada uno;
Sacias a todo el mundo con tu afecto.

Sólo en ti está la fuente de vida;
Es en tu luz donde tenemos la luz.

Extiende tu fidelidad a todos los que la desean;
Ofrece tu amor a lo que lo acogen.

No quiero ya dejarme impresionar
Por mis tentaciones de arrogancia contigo
Ni por las ganas de dejarte caer.

Me arriesgaré en hundirme en ellas
Sin que pueda levantarme nunca más.