Salmos y experiencia personal de Dios

Salmo 44. Padre, no comprendo

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Antífona. Es tu derecha , Señor, la que da la victoria


Padre, hemos escuchado con nuestros oídos
Una historia de ti, contada por nuestros padre;

Una historia de las intervenciones de tu amor
Desde el comienzo de la humanidad.

Tu Reino lo has construido tú;
Te has preparado un pueblo a expensas del Maligno.

No es un éxito de nuestras fuerzas humanas,
Nuestra armas no tienen nada que ver en esta victoria.

Es el fruto de tu poder,
La fuerza de tu presencia mandada por tu amor.

¡Oh! Dios, eres un Padre para nosotros;
Será contigo cómo la humanidad vencerá el mal.

Es gracias a ti por lo que llevamos la lucha;
Gracias a tu presencia, rompemos los asaltos.

Rechazamos poner nuestra confianza en nuestras fuerzas,
Apoyarnos en nuestras generosidades.

Eres tú el que nos hace dominar los combates
Sin que podamos alimentarnos con nuestro orgullo.

Cada día, te damos gracias;
Sin cesar, festejamos tu presencia.


Antífona. No me escondas frente al día
En el que la angustia me sostiene.

A veces, parece dejarnos caer;
Nos sentimos solos para luchar;

Reculamos ante el Adversario
Que nos roba nuestros impulsos de fervor.

Nos juzgamos como corderos
Que dejarás ir a la carnicería;

Nuestros corazones están inclinados por mil caprichos.

¿Cuál es el beneficio para el Reino?
¿Qué ventaja sacas de este abandono?

Llegamos a ser la irrisión del entorno:
Se burlan y nos ridiculizan;

Cuentan todo tipo de historias;
Al mirarnos, nos desprecian.

Esos días, nos sentimos reducidos a la nada,
Tenemos vergüenza como de un fracaso

A causa de ultrajes dirigidos a ti y a nosotros
Con aire de superioridad.



Antífona. Levántate, Señor, ayúdanos.
No nos rechaces para siempre.

No comprendemos lo que nos sucede:
Sin embargo no te hemos marginado,
No hemos mentido a tu Alianza,

Nuestro corazón no se ha desviado,
Ni tampoco nuestro camino.

Pero nos hemos perdido en el desierto,
Amenazados con la muerte en plenas tinieblas.

Si hubiéramos olvidado la presencia de nuestro Padre,
Si hubiéramos buscado protección en otro sitio,

Se nos habría advertido y dicho,
El que conoce el fondo de nuestros corazones.

Es sin duda a causa de nuestros errores
Por lo que se nos quería destruir,
Y eliminarnos.

Señor, muéstrame, ¿por qué pareces tan lejano?
No nos dejes en la noche oscura
De un rechazo que parece sin fin.

¿Por qué escondernos de tu presencia,
dejar libres las desgracias que nos oprimen?

Pues nos encontramos totalmente arrastrados
Como serpientes que lo hacen por tierra.

Por favor, ven en nuestra ayuda;
En el nombre de tu amor, haz que nuestro Salvador actúe.