Salmos y experiencia personal de Dios
Salmo 66. Después de una lucha difícil
Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB
Antífona. Pueblos, bendecid a nuestro Dios:
Es él quien nos da la vida, ¡aleluya!
Me gustaría que todo el mundo aclamara al Padre.
Conmigo, cantad en honor de su amor;
Sentíos felices en alabar su presencia.
Decid a Dios: “Tus obras son resplandecientes;
Ante parecido resplandor, se quiere ocultar el mal.
Toda la tierra se une a ti,
Canta y celebra tu amor”.
Venid todos a contemplar las obras del Padre;
Son motivo para que todo el mundo se maraville.
Un día, cambió el mar en tierra firme,
Su Pueblo pasó el río a pie enjuto.
Hagámosle fiesta.
El poder de su amor vence todos los obstáculos.
Su corazón siempre está en vela,
Persigue a la gente que busca ahuyentarlo.
Todos los pueblos del mundo, bendecid a nuestro Padre;
Proclamad por todos sitios su alabanza:
Es él quien conserva nuestra vida,
Nos da la fuerza para ir hasta él.
Sin embargo, nos han llegado pruebas
Para purificarnos como el fuego purifica la plata.
Hemos puesto nuestros pies en trampas
Y la angustia ha crispado nuestros corazones,
La gente nos ha conducido mal:
Querían ahogarnos o quemarnos.
Felizmente, gracias a tu presencia incansable
Hemos salido más fortalecidos.
Antífona: Oíd. Os diré lo que Dios ha hecho conmigo. Aleluya.
Heme aquí ante ti, Padre, con mis heridas,
Con mis llamadas y mis promesas
Que te dirigí en momentos de angustia.
Te ruego que las acojas hoy
Como antiguamente recibías en holocaustos
Las bestias más bellas del ganado.
Todos los que teméis a Dios, venid conmigo:
Voy a contaros lo que el Padre ha hecho
Cuando recurrí a tu amor
Y mi lengua proclamó su alabanza.
Si el mal había elegido domicilio en mi corazón,
Padre mío no te hubiera podido contestar.
Pero me has escuchado, has escuchado mi plegaria.
Bendito seas por tu misericordiosa atención,
Por la fidelidad de tu corazón en amarme.