Salmos y experiencia personal de Dios

Salmo 69. Luchas fatigosas contra el mal

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Antífona. En mi esperanza, suplico sin cesar


Padre, te suplico, sálvame.
Tengo la impresión de ahogarme en el mal,

De deslizarme en un abismo sin fondo
Sin que encuentre a qué acogerme;

Me veo correr hasta el fondo,
Me dejo llevar por la corriente.

Me agoto invocando tu auxilio;
Tengo la garganta ardiendo.
Mis ojos se han secado a fuerza de llorar.

Las desgracias me vienen por doquier:
No sé realmente por qué.

Parecen concitarse para derribarme
Como si quisieran destruirme.

¿Cómo responder a sus exigencias
con fuerzas que ya no tengo?

Padre, sabes que no soy perfecto,
Mis tonterías las conoces.

Invoco el poder de tu amor
Para que me impidas caer en la vergüenza
De la gente que han puesto su confianza en ti.


Y para que no me debilite por el testimonio
De los que pasan su vida buscándote.

Somos todos de tu familia, Padre,
A causa de ti, me insultan;

A veces las humillaciones me enrojecen;
No se me juzga digno de mi familia;
No se me reconoce entre mis hermanos y hermanas.

Me agoto sirviendo a todo el mundo,
Pero la gente que te detesta, se ríe de mí.

He llorado; he sacrificado mi corazón; se me ha ridiculizado.

Cuando me he retirado al silencio,
Se han montado toda una historia:

Gente que se ha reunido para denigrarme,
Los borrachos han hecho de mi vida canciones.


Antífona. Por alimento, me ofrecen veneno,
Y vinagre para mi sed.


Padre, te lo ruego, hazme un favor;
Cuento con tu fidelidad y tu amor.

Guárdame libre ante todos los ataques,
Incluso ante aquellos que me afectan en lo profundo.
Que sus pruebas no me sumerjan.

Y tú, no dejes que caiga en la desesperación
Ni en el silencio de la muerte.

Respóndeme, Padre, pues tu amor es fiel;
Mírame con ojos de misericordia;
No escondas tu rostro a tu hijo.

Estoy angustiado; hazme signo,
Hazme ver tu presencia, ven a defenderme.
En todas mis luchas, guárdame libre.

Sabes los ultrajes que recibo,
Ultrajes humillantes, sin honra;

Conoces bien de dónde me vienen;
Tengo el corazón quebrantado y me pongo enfermo.

Esperaba un gesto de auxilio: nada me ha venido,
Tenía necesidad de que me reconfortaras: nadie se mueve.

Toda mi vida está envenenada;
Cuando tengo sed, se me da a beber vinagre.

En esos momentos, me convierto en agresivo
Y me asalta la venganza.

Quisiera ver sufrir a la gente que me hace daño:
Que en sus fiestas, conozcan la traición,

Que entre mis amigos se hagan trampas,
Que pierdan la vista, y anden a ciegas.

Deseo que montes en cólera para aplastarlos:

Que sus casas se destruyan
Y vivan sin ninguna protección,

Pues se han aprovechado para golpearme
Cuando la vida me ha dejado sin defensa.

Quisiera que los acusaras de maldad
Sin permitirles que se defiendan nunca;

Que se excluyan de tu amor;
Excluidos también de toda vida fraterna.


Antífona. A los que buscan a Dios, vida y felicidad.


Lo sé: me librarás de esta cólera
Que me humilla y me quebranta el corazón.

Mi Salvador vendrá a librarme completamente.
Entonces podré cantar tu Amor, ¡Oh! Padre,
Y vivir en la paz y en la acción de gracias.

Te agradan más que todos los sacrificios,
Aún los heroicos,

Los desgraciados que se alegran contigo
Diciendo: a todos los que buscan al Dios del amor.
Es una oferta de una vida larga y bella.

Hay un solo Padre: cuida de los pobres;
No rechaza a nadie que sufre.

Que el universo entero estalle en alabanzas por él,
Los cielos, la tierra y los mares con todos los vivos.

Pues nuestro Padre nos ofrece un salvador
Para unir a todo el mundo en una familia

En la que el más humilde servidor encuentre un lugar
Para permanecer en él a título de heredero,
Con tal de que ame al Dios del Amor.