Salmos y experiencia personal de Dios

Salmo 74. Ante las victimas del mal

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Antífona. No olvides, Señor, la vida de tus pobres


Padre, parece que ya no quieres ocuparte de nosotros;
Se diría que no quieres ya pastar a tus ovejas.
No comprendo realmente por qué.

Acuérdate de tu familia adquirida desde hace mucho tiempo;
Has pagado caro para tenernos contigo

Como hermanos y hermanas reunidas
Alrededor de tu Hijo venido para vivir en la tierra.

Ven a visitar todas estas ruinas humanas:
Un verdadero saqueo de tu propia obra.

El Maligno ha desdibujado tu imagen de Padre en nosotros
Y la ha recubierto con sus propios pensamientos.

El mundo tiene el aspecto de una bella selva
Devastada por leñadores inconscientes;

O como un gran castillo construido para ti,
Pero que lo han derribado de abajo arriba,

Arrancando las puertas, las ventanas y la madera,
Quemando incluso los tesoros acumulados de tu amor.

Es un verdadero encarnizamiento contra tus hijos
Con los que el Mal querría acabar con el bien.

Ante estas ruinas, ningún signo de ti: ni profetas.
Ni nadie que nos dé esperanza.

¿Hasta cuándo, Padre, vas a tolerar estos insultos?
¿Va el Maligno a despreciar tu amor sin fin?

Me gustaría que mostrases tu poder,
Que le hagas ver tu dominio,

Mi Rey, mi Dueño y el gran Salvador,
Tal como has aparecido muchas veces en el pasado.

Abriste el mar que pasara tu pueblo
Y los Egipcios con el Faraón se ahogaron en él.

Hiciste brotar fuentes en torrentes
Y secaste ríos abundantes;

Hiciste el día y la noche, la luz y el sol;
Estableciste límites en la tierra,
Con sus veranos e inviernos.

Mira lo que pasa ahora:
Tu Adversario, el Maligno se ríe de ti;
Hace de tu familia hijos desgraciados;

No le permitas que explote a los débiles;
No los abandones en sus penas.

Han aceptado la Alianza que les propusiste;
Sin embargo, están solos para protegerse
Contra los asaltos del Maligno que los persigue.

Por favor, Padre, pon tu causa en tu mano:
No dejes a tus hijos que pierdan su batalla,
Concede a tus pobres que sean fieles a tu amor.

No dejes que tu Adversario te desafíe;
Apaga el alboroto que crece con sus burlas.