Salmos y experiencia personal de Dios

Salmo 86. Padre, esto no marcha

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Antífona. Dios que eres bueno, Dios que perdonas,
Ten piedad de nosotros, sálvanos.


Padre, escúchame y respóndeme,
Pues soy desgraciado y me siento tan pobre.
Concédeme vivir todavía: me fío de ti.

Eres mi Padre, salva a tu hijo
Que cuenta contigo.

Todos los días, te suplico, Padre,
Para que esté bajo tu protección.
Pon un poco de alegría en el corazón de tu hijo,
Sabes que estoy siempre tendido hacia ti.

¡Oh! Padre, eres bueno y me perdonas,
No me dejas caer a quien te invoca:

Acoge en tu corazón mi plegaria,
Sigue atento a mi voz suplicante.

Cuando me siento desilusionado, te invoco
Y me respondes siempre.

Ninguna seguridad vale como la tuya:
Eres mi Señor.

Lo que haces es incomparable.

Todas las naciones que creas sin cesar
Acabarán por confiar en ti, Padre,
Y por reconocer el amor que les ofreces,

Pues eres maravilloso, Dios único,
Haces cosas extraordinarias.

Padre, muéstrame cómo estar contigo;
Quiero comportarme según tu verdad.

Lleva mi corazón a desear sólo una cosa:
Poner en ti todas sus esperanzas.

Señor mío y Padre mío,
Con todo mi corazón, quiero celebrarte
Y festejar tu amor a lo largo de mi vida,

Pues nunca me has dejado caer,
Haz que salga de cualquier miseria.

A veces, me ataca el orgullo,
Me causa decepciones que rompen mi felicidad;
Me hace olvidar que estás a mi lado.

Pero eres un Dios misericordioso y acogedor,
Incapaz a la cólera y lleno de fidelidad en el amor;

Entonces mírame y protégeme;
Concédeme tu fuerza,
Cuídate de tu hijo que has traído al mundo.

Devuelve tu presencia tan resplandeciente a mi vida
Que el Maligno sea abatido, al ver que eres tú, Padre, quien me cuida.