Salmos y experiencia personal de Dios

Salmo 94. Padre, líbranos del orgullo

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Antífona. En los días de la desgracia,
Tu amor, Señor, me sostiene.


1

Mi Señor Dios y Padre,
Cuento contigo para tomar venganza

Bajo los impulsos del orgullo que me asaltan
Y que corrompen a la humanidad entera.

¿Deberemos endurecerlos más tiempo todavía?
¿ Cuánto tiempo van a durar sus éxitos?

Se mofan de nuestros rechazos;
Se presentan con insolencia cada día.

Padre, vigilan la vida de tus hijos;
Se burlan de la gente que te busca.

A causa del orgullo masacran a los débiles;
Les gusta destruir a la gente sin defensa.

Nos hacen creer que tú no ves nada,
Que no sabes lo que ocurre.

Nuestra ilusión deberá alumbrar un día;
Nuestra ceguera terminará por alumbrar.

El que tiene oídos, debe entender.
Debe ver bien, el que hizo los ojos.

Hizo la humanidad, sabe cómo educar;
Dándole la capacidad de conocer,
Sabía que su ciencia sería limitada.


2

Es privilegiado, Padre, al que tú iluminas,
El que se deja educar por tus pensamientos:

Para descansar de sus luchas incesantes,
Podrá enterrar sus indómitas vanidades.

Pues el Padre no abandona a sus hijos;
No deja caer lo que les ha prometido:

Llegarán a juzgar según la realidad;
Toda la gente sincera llegará a ella.

No podía contar con mis fuerzas
Para protegerme contra estos impulsos de orgullo;

Si el Padre no venía en mi ayuda,
Pasaré mal toda mi vida.

A veces, en mi lucha, tiemblo ante el fracaso
Pero el Padre está presente en el tiempo deseado;

Cuando no sé ya dónde poner la cabeza,
Puedo contar con el equilibrio que me ofrece.

El dueño de la ilusiones quiere hacerme cómplice
Para que cree problemas a mi derredor;

Les gusta quebrantar la paz del corazón
Acusando a todo el mundo, al inocente y culpable.

Pero el Padre se ha convertido en mi protector;
Es como una roca a la que me retiro
Mientras que vuelve a poner la verdad en su sitio

Y aniquila nuestras falsas grandezas,
Él, el Señor que creó el mundo.