Salmos y experiencia personal de Dios

Salmo 107. Las misericordias del Padre

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Antífona. Den gracias al Señor por su amor
Por las maravillas con los hombres.



Celebrad al Padre y su bondad,
Una bondad que nunca miente.

Hay gente a la que el Padre ha protegido,
Gente a las que ha defendido contra el mal:

Los ha reunido en una familia de todos sitios,
Del oriente al oeste, de norte a sur.

A veces, se separaron de los lugares sin reparos,
Por un camino desértico, sin ciudades habitadas.
Hambrientos, sedientos se debilitaban sin cesar.

En su angustia, gritaron al Padre
Y los libró de sus males.

Les mostró el camino más directo
Hacia una ciudad habitada.

Celebremos con ellos al Padre por su fidelidad,
Por el cuidado que tiene de todo el mundo:

Los que tenían sed encontraron agua
Y los que tenían hambre encontraron comida.

Otros se han encontrado encerrados
En subterráneos de una sombra prisionera,
Amontonados, con hierros en los pies.

Se opusieron a los designios de Dios
E incluso lo rechazaron en sus proyectos.

El sufrimiento terminó por enternecer su corazón,
La soledad les hizo reflexionar.

En su angustia, gritaban al Padre
Y los libró de sus males.

Los sacó de su prisión sombría,
Y rompió sus cadenas.

Celebremos con ellos al Padre por su fidelidad,
Por el cuidado que tiene de todo el mundo:

Las puertas de la prisión se rompieron,
Los cerrojos de hierro saltaron.

Otros han estropeado su vida pecando
Hasta descorazonarse de ellos mismos;

No tenían gusto por la comida
Y muchas ganas de morir.

En su angustia, han gritado al Padre
Y los ha librado de sus males;

Una palabra suya los ha curado
Y los ha librado de sus ganas de morir.

Celebremos con ellos al Padre por su fidelidad
Y por el cuidado que tiene de todo el mundo.

Con ellos, reconozcámosle
Y proclamemos su amor con mucha alegría.

Hay gente que sale en barco por el mar,
Cuya misión es recorrer los océanos;

Pueden ver obras maravillosas
Y la presencia del Padre en alta mar.

Un día se levantó un viento tormentoso
Que produjo olas enormes

Que lanzaban a los marinos al cielo,
Después los llevó al fondo del abismo.

Estaban enfermos en su alma,
Iban de aquí para allá como borrachos;
Su dirección era totalmente extraña

En su angustia, gritaron al Padre
Y los libró de sus males.

La tempestad se calmó,
Las olas se tranquilizaron.

Entonces, se alegraron de hallar la calma
Y dejarse llevar por el Padre al puerto seguro.

Celebremos con ellos al Padre por su fidelidad
Y por el cuidado que tiene del mundo.

Que sea glorificado por todas las familias
Y alabado en nuestras grandes asambleas.

Nuestro Padre puede cambiar los ríos en desierto
Y puede secar las fuentes del país,

Cambiar una tierra fértil en tierra estéril
Para interpelar a la gente que comete el mal.

Pero también puede cubrir de agua el desierto,
Hacer surgir una fuente en tierras secas

Para reunir a hambrientos
Que fundarán una ciudad próspera,

Sembrarán los campos
Y plantarán viñas
Capaces de producir frutos abundantes.

El Padre los bendice:
Los habitantes se multiplican cada vez más
Y los rebaños son numerosos.

Pero he aquí que empiezan a disminuir
Bajo el efecto de los desgraciados y del dolor.

Los nobles llegan a ser despreciables y acaban;
Se sumergen en una vida difícil,

Mientras que los pobres salen de su miseria
Y los que son injustos se esconden.

Si alguien quiere adquirir la sabiduría,
Que contemple estos acontecimientos
Y sepa reconocer las bondades del Padre.