Salmos y experiencia personal de Dios

Salmo 144. La dicha de tener un Dios-Padre

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Es una bendición tener un Dios-Padre
Que me educa en el combate contra el mal
Y me da los medios para vencer.

Es mi aliado y mi protector,
Mi guardián y mi libertador;

Me refugio siempre junto a él.

Me concede el rechazo de todos los ataques.

Padre, ¿qué es una persona humana
Para que quieras mirarla,
Un pobre mortal para que pienses en ella?

No es nada más que un poco de viento,
Sus días pasan como una sombra.

Padre, ven a mí con la fuerza de tu amor
Y concédeme que te reconozca en tu creación:

En las montañas que echan fuego,
En las claridades que surcan el cielo en todo sentido;
No permitas que las lluvias torrenciales
Me ahoguen como en tiempos del diluvio.

R/ No me permitas que me desvíe de tu proyecto
Ante palabras bellas o falsas promesas.

Padre, quiero cantar para ti,
Rendirte el homenaje con la música más bella:

Pues todas mis victorias sobre el mal vienen de ti,
Como diste a David la victoria contra Goliat.

R/ No permitas nunca que me desvíe de tu proyecto
Ante bellas palabras o falsas promesas.

Gracias a ti, nuestros hijos se multiplican,
Bien acogidos desde su nacimiento,
Fuertes y graciosos como columnas de palacios.

Nuestros graneros están llenos,
Colmados de toda suerte de productos;

Los rebaños de nuestros campos se reproducen
Por millares y por decenas de millares.

Todos comparten las luchas contra el mal:
Nada de derrotas ni de compromisos,
La paz reina en la familia.